Carta del directorUn
Poco Sobre Mí De familia inglesa, nací y pasé
mi infancia aquí en España, para luego completar la mayor parte de
mis estudios en Inglaterra, donde estudié Psicología. Estudié un
Master y luego un Doctorado en Psicología Laboral, en la Universidad
de Nottingham, especializando en el sector ocupacional de la
Geriatría. Luego, en el 2006, me convertí a ser el gerente de
Geriadi, una empresa de Ayuda a Domicilio a Personas Mayores y
Discapacitadas, para la cual logré la adjudicación de diversas
licitaciones públicas con el Ayuntamiento de San Fernando (Cádiz),
situando así a la pequeña empresa entre las más importantes del
sector en la Bahía de Cádiz. En Julio 2008 decidí dejar esta
empresa para dedicarme exclusivamente al proyecto de la Residencia
Virgen del Carmen.
Mi formación universitaria en la
rama de la psicología laboral me ha enseñado que la satisfacción
tanto del cliente como del empleado son de vital importancia para el
éxito de una empresa, y los conocimientos adquiridos, junto con los
valores humanos que me inculcaron en mi familia, los he tratado
siempre de aplicar a mi gestión de la residencia, con un enfoque
particular en cuanto al trato en el servicio ofrecido y también en cuanto a la gestión de los recursos humanos. Una
Breve Historia de la Residencia Virgen del Carmen
La Residencia Virgen del Carmen
es única e idiosincrásica y quizás difiere de muchas otras
residencias en un aspecto fundamental: nació y se desarrolló
impulsada por una idea y una voluntad genuinas de querer servir a un
sector vulnerable de la población, convirtiendo una casa antigua en
un acogedor hogar para una “pequeña gran familia” de personas
mayores y sus cuidadores, donde los residentes se pudieran sentir
realmente cómodos y a gusto, siendo atendidos siempre de manera
cariñosa y profesional por personal con vocación que, además,
trabajase a gusto.
Este propósito, a base de mucho
trabajo, sacrificio y esfuerzo por parte de toda la plantilla del
centro y otros muchos colaboradores, se ha ido consiguiendo poco a
poco: la Residencia, que empezó a funcionar en 2008 con 10
residentes, experimentó una profunda remodelación y ampliación en
2012, la cual resultó en un aumento de su capacidad hasta las 23
plazas actuales, y una mejora sustancial en las instalaciones y en el
servicio, lo que nos valió para conseguir la Acreditación de la
Consejería de Igualdad, Salud y Políticas Sociales de la Junta de
Andalucía. La
Filosofía de la Residencia: hacia un modelo de Atención Centrada en
la Persona
Aunque desde que se fundó
nuestra residencia siempre ha tenido un enfoque de respeto hacia la
persona mayor y su individualidad, la filosofía del centro – y la
mía propia – han ido evolucionando con el tiempo, partiendo desde
una cierta adherencia al modelo tradicional adoptado en los centros
residenciales en España que trata de simplemente cubrir las
necesidades básicas (sobre todo las necesidades clínicas) del
usuario como sujeto pasivo, y virando hacia otro modelo, otra manera
de pensar , que sitúa
a la persona mayor como agente
activo y protagonista de su proceso de atención. Este modelo
alternativo, conocido como el Modelo
de Atención Centrada en la Persona,
se lleva aplicando en otros países desde hace varios años, y es
reconocido internacionalmente como uno de los ejes que deben estar
presentes en una atención de calidad. Una de las principales ideas
que promociona es la de respetar la autonomía de las personas
(autonomía en el sentido del derecho
a decidir ), sin
importar su nivel de dependencia física o cognitiva, y recomienda
buscar oportunidades y apoyos para que éstas tengan control sobre su
propio entorno y su vida cotidiana. La autonomía personal de cada
persona – como bien nos recuerda el modelo – es un derecho tanto
legal como moral, y debemos velar por preservarla, en todo lo
posible, hasta el final.
Esta manera de pensar nos dicta
que cada profesional en la residencia debe aportar sus conocimientos
técnicos y su experiencia, pero lo debe hacer desde la humildad,
alejándose de la condescendencia, y los debe poner al servicio de la
persona mayor a la que cuida, que es la que debe marcar sus propios
objetivos, siempre en la medida que esto le sea posible (en función
de su nivel de dependencia o posible deterioro cognitivo). En
cualquier caso, el profesional siempre debe tratar de identificar las
preferencias y voluntades de cada residente, y poner su granito de
arena para intentar que ese residente, además de estar atendido,
tenga la oportunidad de ser feliz.
Desde la primera vez que oí
hablar de ella, esta filosofía que tanto defiende la dignidad y el
derecho de las personas mayores a decidir sobre su propia vida,
siempre me ha atraído mucho y la trato de poner en práctica en
nuestra residencia por un sencillo motivo: es
lo que todos querríamos para nosotros mismos . Jan Jo Holden-Peters